martes, 13 de marzo de 2012

En memoria de Agnes Torres

Muy triste la noticia de la cual me entero hace apenas algunas horas, Agnes Torres una persona la cual tuve el placer de conocer por medio de las redes sociales y poder conversar en dos ocasiones hace algunos meses, en verdad no tengo palabras y aunque no la conocía en persona se notaba por sus comentarios los grandes ideales que tenia, que en paz descanse Agnes Torres!

Agnes Torres Hernández, activista transexual que fue asesinada la noche del sábado, es velada en su casa de esta ciudad, de donde un día tuvo que salir para dejar atrás una historia de dolor por la discriminación de que era objeto e iniciar una vida en busca del reconocimiento a su identidad, lucha que mantuvo hasta su muerte, con un sello de orgullo y de convicción que contagió a quienes la conocían.

A diferencia de otras personas con la misma lucha, Agnes tuvo el apoyo incondicional, desde su infancia, de su madre, Vinicia Hernández, quien desde que ella le confió su preferencia sexual le brindó su compresión porque “la amaba”, dijo, expresando claramente que la vio, a partir de entonces, como “mi hija”.

Su mejor amiga era su hermana Gisela, con quien compartió desde las salidas a bailar hasta proyectos en la televisión local, cuando se lanzó al aire el canal cinco por sistema de cable; ahí aprendió a maquillarse, recordó su mamá, mostrando una fotografía de ambas.

Un acontecimiento que marcó su vida en Tehuacán fue la agresión sexual que sufrió en manos de tres adolescentes de posición económica acomodada, quienes finalmente se salvaron de que el proceso en su contra continuara porque Agnes decidió irse de la ciudad; la familia optó por no exponerle al escarnio público.

Para ese tiempo tenía claro que era transexual y comenzó su transformación como tal cuando cursaba el quinto semestre, en la Facultad de Psicología de la Universidad de Veracruz, en Xalapa, donde hace cinco años se graduó con mención honorífica.

Sobresalir en el estudio no fue suficiente para la Universidad Veracruzana, donde se le negó el título bajo el pretexto de que tenía que aparecer en la foto sin los implantes de senos, sin el cabello largo y sin las cejas depiladas, pretendían, señaló en alguna ocasión, “negarme mi identidad”.
Migró entonces a Puebla; ahí la alcanzó su mamá para vivir con ella y su hermana hasta que Gisela se casó y se fue a vivir a Alemania; su madre se regresó a Tehuacán y cada ocho días la visitaba en el departamento que compartía con dos amigas, mujeres, en la capital poblana.
Recientemente escribía para el periódico digital Redes del Poder, donde colaboraba sin salario alguno; las puertas se le cerraron por no contar con su título, y dos semanas antes de su muerte comenzó a trabajar de mesera en un bar, pero justo el viernes le confesó a su mamá que ese trabajo le cansaba mucho, por lo cual acordaron que dejaría el lugar porque ya comenzaba a tener pacientes y contaría con el apoyo económico de su madre.

Doña Vinicia, al hablar de Agnes, no pudo reprimir las lágrimas; resaltó que siempre le dio su apoyo “porque Agnes me necesitaba más; a mi hija siempre le costó mucho vivir; luchó mucho por existir”; no se dedicaba a la prostitución, estudiaba alemán porque tenía la ilusión de que una vez que obtuviera su título se iría a vivir con su hermana, pero “ya no nos dieron tiempo”, expresó su progenitora.

“Usted es un ejemplo de madre, todas las chicas como Agnes deberían tener una madre como usted”, le reconoció una de las asistentes al funeral, luego de que ella advirtió que pedirá que el crimen se esclarezca y que las autoridades realmente investiguen a fondo.
Su nombre como varón fue Abraham; así se registró en el Instituto Federal Electoral, pero desde hace nueve años se negó a utilizarlo y jamás mostraba ese documento, ni siquiera cuando acudía al Congreso del estado en busca de que la propuesta de Ley de Género que elaboró, con compañeros suyos, fuera tomada en cuenta por los legisladores.
Vía: LaJornada

1 comentario:

  1. Yo tengo la fortuna de ser su amiga y me siento agradecida con Dios y con la vida de permitirme conocer a tan maravillo ser humano. La conozco desde la universidad donde vivimos juntas. Gracias a su nombre por tus palabras. Karina B.

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