Barbaros Kayan con sede en Estambul, Turquía, cuando tenía 8 años, al intentar crear su propia mezcla con productos químicos de casa que se utilizan para la limpieza, el ácido clorhídrico reacciono con blanqueador y esto le dejó sin aliento durante unos segundos, pero esta vivo. Todavía esta haciendo la misma cosa, tratando de percibir y entender la vida, no con productos químicos, pero esta vez con su cámara. Cuando empezó a ganar interés en la disciplina del documental, se dio cuenta de que el fotógrafo puede reflejarse a sí mismo en las fotografías que toma.
Aunque lo que vemos en estas fotografías es puramente la vida misma, es muy interesante encontrar también la química del fotógrafo en las imágenes. La fotografía no es sólo un marco estético que nos proporciona imágenes encantadoras. Además de su propósito como un récord histórico, si el fotógrafo quiere, una fotografía puede hablar todas las lenguas del mundo, puede leer los códigos de la vida y los seres humanos.
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