Trabajar con Steven Meisel, un icono en el mundo de la fotografía, fue el más valioso de la educación y la experiencia de mi carrera. Sin embargo, mi mayor inspiración vino de mis padres. Recuerdo haberle visto a mi padre una cámara de 35mm Minolta en su estante. No se permitió a nadie que la tocaran, y fue considerado el objeto más valioso en la casa. Un carpintero de profesión, era un fotógrafo de fin de semana. Sus fotos favoritas eran de las parejas felices, de bodas.
Miré a esa preciada posesión desde hace años, y muchas veces sentía que era un instrumento mágico que tenía la capacidad de desatar una gran belleza, y la gran verdad. Completamente extasiada, supe que había encontrado la pasión de mi vida. En San Antonio College, empecé a hacer retratos. Aunque simplista. Sabía que la fotografía no sólo era mi pasión, si no también que iba a ser mi carrera.
Chayo Mata
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